Mi padre, mi madre, tías y tíos, primas y primos han sido docentes. Unos por vocación y profesión, otros por colaborar con instituciones educativas. A pesar de ello, nunca pensé dedicarme a la docencia. Entonces ¿por qué lo soy?
En mi pueblo fui de la generación fundadora del bachillerato y cuando terminamos el tercer año se retiró, para continuar sus estudios, un maestro que, entre otras, impartía la clase de Literatura. En la dirección se fijaron en mí y acordamos que estaría a cargo de esa asignatura en tanto contrataban a un maestro que cubriera el perfil. Ese “mientras” se ha prolongado desde 1976 a la fecha, aunque en varias instituciones ( C.C.H., CONALEP, Incorporada a la U.de Guadalajara y COBAEJ ) y con diversas asignaturas: Literatura, Etimologías Grecolatinas, Taller de Lectura y Redacción; Ciencias de la Comunicación, Administración, Economía, Contabilidad y otras que han durado solo un semestre.
En tanto cursaba el bachillerato yo trabajaba para una empresa minera y cuando lo terminé ingresé a la Universidad de Colima donde me inscribí en la licenciatura en Administración de Empresas, así que mi colaboración como maestro la consideraba como retribución a la formación que recibí como estudiante. Era también, digamos, un momento para socializar.
Al paso de los semestres y de los años me fui compenetrando con el mundillo académico local, conociendo personas de valía y verdaderos maestros; el trato con los jóvenes me hacía sentirme bien. El escucharles sus inicios en la Universidad y comentarme cómo les había servido tal o cual tema, tarea o charla, hacía que me sintiera bien, que considerara que no había sido en vano el tiempo dedicado, fuera de mi jornada de trabajo, a la docencia.
Después de 27 años fui dado de baja en la empresa y mi visión de las cosas cambió radicalmente. Lo que era un mero pasatiempo que tantos momentos gratos me había dado, se convirtió en mi empleo de tiempo completo y fuente de ingresos. Mi forma de ganarme la vida, pues. Entonces hice una recapitulación de mi actuar y vi, con agrado, que me llevó a la conclusión de que no había sido en vano; que el trabajo como docente me gustaba, que me mantenía actualizado en muchos aspectos. Que podía ser útil a la sociedad y en particular a la juventud de mi pueblo.
Los últimos años he tenido la oportunidad de asistir a cursos donde he recibido capacitación e información muy valiosa que me ha servido para ir dejando las improvisaciones. Todo en beneficio de los estudiantes.
Y aquí estoy, hasta que Dios me de licencia y los planteles trabajo.
domingo, 9 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario