Desde siempre una imagen ha servido al ser humano para relacionarla con algo que le atañe directamente.
Mi generación leyó, estudió y aprendió en textos con muy pocas imágenes. A partir de los libros de texto gratuito ésta fue predominando sobre el texto. Si bien tiene sus ventajas, y muchas, ahora los jóvenes si no las hay no les atrae para nada la lectura.
En el ámbito educativo debemos tener cuidado con el uso tanto de la imagen como de los mensajes y su contenido. Orientar debidamente a los alumnos en ello.
Hay que cuidar qué se ve. La reproducción de una obra de teatro, de una ópera o videos de la lectura de poemas son posibilidades que ayudarán a quitar lo árido del tema y despertar el interés. Las imágenes de los autores les facilitan la ideas de cómo eran ellos y su mundo.
De las imágenes familiares, de las lecturas escolares, pasamos al mundo exterior donde día a día somos bombardeados con mensajes publicitarios de todo tipo y con todo fin.
Indiscutiblemente que la imagen y los medios de comunicación son para nosotros una herramienta fabulosa, pero como herramienta al fin, debemos tener cuidado en su manejo. En ocasiones nos sirven de apoyo y solucionan problemas: Tenemos, en conclusión, un auxiliar valioso en nuestras manos. A nuestra responsabilidad que da el saberlos emplear y aprovechar en beneficio del educando.
miércoles, 30 de junio de 2010
domingo, 6 de junio de 2010
¿EL APRENDIZAJE ES ALGO TRAN TRIVIAL...?
¿EL APRENDIZAJE ES ALGO TAN TRIVIAL QUE SE PUEDE OBSERVAR Y MEDIR CON BASE EN UNAS SIMPLES PREGUNTAS A PROPÓSITO DE UNOS CONTENIDOS CUALESQUIERA?
Esta interrogante puede contestarse con un “no” rotundo o, si se nos permite –como de hecho lo es –, agregar nuestras consideraciones.
Por principio de cuentas, no es una cuestión trivial, porque lo que se aprende puede ser básico para toda una vida –laboral, social, etc.-
¿Qué es el aprendizaje? Es un conjunto de acciones en las que se involucra la voluntad de quien va a aprender, en donde se parte de conocer los conocimientos que esa persona (estudiante, en nuestro caso) tiene: los conocimientos previos. Además debemos considerar el contexto en el que se va a llevar a cabo el aprendizaje. No es lo mismo enseñar a alguien que tiene toda la disponibilidad de aprender que a quien es reacio a ello, tiene presiones de diversa índole o el entorno está saturado de distractores.
No se puede tomar el aprendizaje de una manera superficial.
Es posible que muy pocas veces, por no decir que nunca, se reflexiona y se llega a comprender de qué manera aprendemos. Fue interesante el “recordar es vivir”, del módulo anterior.
No se puede medir el aprendizaje en base a las preguntas formuladas para un examen de conocimientos –que aquí habrá que diferenciar entre conocer y aprender- .
La RIEMS, al proponer una educación basada en competencias, está señalándonos precisamente que el alumno, al egresar, debe llevar consigo un aprendizaje que incluye los conocimientos, habilidades y actitudes que reflejen su preparación y le sean de provecho cuando llegue el momento de enfrentarse al mundo laboral y pueda, así, resolver los problemas reales. Así mismo que el proceso enseñanza-aprendizaje sea generador de una transformación y esto implicará que el egresado sepa conocer, sepa hacer, sepa convivir, sepa ser. Que lo aprendido en las aulas lo lleve a la práctica en su trabajo, en su vida social o, si continúa, en su vida académica.
Vargas, en el texto que hemos leído, nos señala que la nueva exigencia educativa es el desarrollo de competencias a partir de aprendizajes significativos y situados en la realidad. Ya no podemos saturar al alumno de conceptos que ni le serán útiles ni comprenderá en muchos casos. Hoy, considero, el alumno debe irse de bachillerato con un bagaje de conocimientos que pueda llevar a la práctica de inmediato. Que pueda decir “sé cómo se hace, sé para qué sirve” y lo haga.
Así pues, el aprendizaje debe ser significativo y para serlo, los nuevos conocimientos deben relacionarse con lo que el alumno ya conoce (saberes previos) y es donde el maestro tiene la misión de estructurar los contenidos de su programa y diseñar las actividades que llamen la atención, que despierten el interés en el educando: que les vea utilidad práctica. Crear un ambiente propicio dentro del aula y cuando se requiera fuera de ella. Emplear los recursos o herramientas que la pedagogía brinda y, dentro de todo esto, ganarse la confianza de los alumnos, lograr la empatía que lo lleve a conocerlos no solo como grupo, sino como individuos para que, hasta donde sea posible, le brinde el apoyo, la orientación y motivación necesarias.
El desarrollo de competencias no va encaminado solamente a los educandos, nos atañe por igual a los docentes. No debemos mantenernos al margen de ellas.
Entonces y como complemento a la interrogante surgen las preguntas ¿qué, cómo y con qué se va a evaluar? En lo conceptual evaluaremos contenidos, conceptos, teorías; en lo procedimental los procesos y productos y en lo actitudinal las actitudes y valores. Esto lo haremos de manera constante empleando las modalidades diagnóstica, formativa, sumativa y final, mediante diversas técnicas.
En conclusión, no es posible que el aprendizaje se pueda observar y medir con base en unas simples preguntas, a propósito de unos contenidos cualesquiera.
Esta interrogante puede contestarse con un “no” rotundo o, si se nos permite –como de hecho lo es –, agregar nuestras consideraciones.
Por principio de cuentas, no es una cuestión trivial, porque lo que se aprende puede ser básico para toda una vida –laboral, social, etc.-
¿Qué es el aprendizaje? Es un conjunto de acciones en las que se involucra la voluntad de quien va a aprender, en donde se parte de conocer los conocimientos que esa persona (estudiante, en nuestro caso) tiene: los conocimientos previos. Además debemos considerar el contexto en el que se va a llevar a cabo el aprendizaje. No es lo mismo enseñar a alguien que tiene toda la disponibilidad de aprender que a quien es reacio a ello, tiene presiones de diversa índole o el entorno está saturado de distractores.
No se puede tomar el aprendizaje de una manera superficial.
Es posible que muy pocas veces, por no decir que nunca, se reflexiona y se llega a comprender de qué manera aprendemos. Fue interesante el “recordar es vivir”, del módulo anterior.
No se puede medir el aprendizaje en base a las preguntas formuladas para un examen de conocimientos –que aquí habrá que diferenciar entre conocer y aprender- .
La RIEMS, al proponer una educación basada en competencias, está señalándonos precisamente que el alumno, al egresar, debe llevar consigo un aprendizaje que incluye los conocimientos, habilidades y actitudes que reflejen su preparación y le sean de provecho cuando llegue el momento de enfrentarse al mundo laboral y pueda, así, resolver los problemas reales. Así mismo que el proceso enseñanza-aprendizaje sea generador de una transformación y esto implicará que el egresado sepa conocer, sepa hacer, sepa convivir, sepa ser. Que lo aprendido en las aulas lo lleve a la práctica en su trabajo, en su vida social o, si continúa, en su vida académica.
Vargas, en el texto que hemos leído, nos señala que la nueva exigencia educativa es el desarrollo de competencias a partir de aprendizajes significativos y situados en la realidad. Ya no podemos saturar al alumno de conceptos que ni le serán útiles ni comprenderá en muchos casos. Hoy, considero, el alumno debe irse de bachillerato con un bagaje de conocimientos que pueda llevar a la práctica de inmediato. Que pueda decir “sé cómo se hace, sé para qué sirve” y lo haga.
Así pues, el aprendizaje debe ser significativo y para serlo, los nuevos conocimientos deben relacionarse con lo que el alumno ya conoce (saberes previos) y es donde el maestro tiene la misión de estructurar los contenidos de su programa y diseñar las actividades que llamen la atención, que despierten el interés en el educando: que les vea utilidad práctica. Crear un ambiente propicio dentro del aula y cuando se requiera fuera de ella. Emplear los recursos o herramientas que la pedagogía brinda y, dentro de todo esto, ganarse la confianza de los alumnos, lograr la empatía que lo lleve a conocerlos no solo como grupo, sino como individuos para que, hasta donde sea posible, le brinde el apoyo, la orientación y motivación necesarias.
El desarrollo de competencias no va encaminado solamente a los educandos, nos atañe por igual a los docentes. No debemos mantenernos al margen de ellas.
Entonces y como complemento a la interrogante surgen las preguntas ¿qué, cómo y con qué se va a evaluar? En lo conceptual evaluaremos contenidos, conceptos, teorías; en lo procedimental los procesos y productos y en lo actitudinal las actitudes y valores. Esto lo haremos de manera constante empleando las modalidades diagnóstica, formativa, sumativa y final, mediante diversas técnicas.
En conclusión, no es posible que el aprendizaje se pueda observar y medir con base en unas simples preguntas, a propósito de unos contenidos cualesquiera.
COMENTARIOS A PERE MARQUÉS. "CONCEPCIONES DE APRENDIZAJE"
De las propuestas de Pere Marqués considero las siguientes:
1.- La perspectiva del aprendizaje por descubrimiento, que desarrolla Bruner.- Desde el punto de vista de esta propuesta los maestros debemos dar a los alumnos solamente aquellas ideas que sean esenciales y eliminar o evitar las que no impacten en su aprendizaje. Del cuadro de Marqués, extraigo: Experimentación directa, aprendizaje por penetración comprensiva y práctica de la inducción. El hecho de estudiar debe tener como punto de partida la realidad y esto nos lleva al desarrollo de competencias en los estudiantes.
Si muchos analizamos nuestra práctica docente, hasta el momento anterior a los conocimientos de la especialidad, luego de una reflexión seria podemos concluir que nos preocupamos más por cubrir los aspectos que un programa marca, ya por meta personal o por indicación administrativa, sin ver, o querer aceptar, que nada tienen que ver con las necesidades del estudiante, de su entorno.
2.- En segundo término anoto el aprendizaje significativo (D. Ausubel, J. Novak) porque nos pide evitar que el alumno memorice. Lo que se requiere es que sus conocimientos estén ligados con saberes previos y los pueda relacionar con situaciones reales. Que descubra lo que realmente es útil para él y de ese modo se aplicará a desarrollar sus habilidades hasta lograr ser competente en su realización.
Si se logra esto, el egresado del NMS estará certificado para incorporarse al sector laboral. Todo esto está muy relacionado con el desarrollo de las competencias.
3.- Agregaría aquí la relación del constructivismo de J. Piaget, en cuanto a la adaptación de los individuos al medio, en lo correspondiente a la construcción del propio conocimiento mediante la interacción constante con el medio porque los estudiantes comprenden mejor cuando están envueltos en tareas y temas que cautivan su atención y también en la transformación del conocimiento en utilidad práctica, donde retendrá lo que sabe, lo que le será de utilidad, relacionándolo con situaciones también reales, donde es seguro que lo podrá aplicar.
4.- Por último, el socio-constructivismo, basado en las ideas de Vigotski porque el comportamiento del estudiante está basado, en la manera como interactúa en su entorno, en la sociedad donde se encuentra inmerso y ésta lo va moldeando, formando, construyendo, de manera que el alumno se ve impelido a emplear sus propios recursos y logra alcanzarlos cuando se siente apoyado. Aquí viene la intervención del maestro, que le proporcionará herramientas para facilitar su trabajo, entendidas estas no solo como datos teóricos, sino incluyendo los apoyos emocionales, el brindarle confianza en sí mismo, en motivarlo. Por esto es imprescindible que dedique parte de su tiempo a conocer a cada uno de sus educandos.
1.- La perspectiva del aprendizaje por descubrimiento, que desarrolla Bruner.- Desde el punto de vista de esta propuesta los maestros debemos dar a los alumnos solamente aquellas ideas que sean esenciales y eliminar o evitar las que no impacten en su aprendizaje. Del cuadro de Marqués, extraigo: Experimentación directa, aprendizaje por penetración comprensiva y práctica de la inducción. El hecho de estudiar debe tener como punto de partida la realidad y esto nos lleva al desarrollo de competencias en los estudiantes.
Si muchos analizamos nuestra práctica docente, hasta el momento anterior a los conocimientos de la especialidad, luego de una reflexión seria podemos concluir que nos preocupamos más por cubrir los aspectos que un programa marca, ya por meta personal o por indicación administrativa, sin ver, o querer aceptar, que nada tienen que ver con las necesidades del estudiante, de su entorno.
2.- En segundo término anoto el aprendizaje significativo (D. Ausubel, J. Novak) porque nos pide evitar que el alumno memorice. Lo que se requiere es que sus conocimientos estén ligados con saberes previos y los pueda relacionar con situaciones reales. Que descubra lo que realmente es útil para él y de ese modo se aplicará a desarrollar sus habilidades hasta lograr ser competente en su realización.
Si se logra esto, el egresado del NMS estará certificado para incorporarse al sector laboral. Todo esto está muy relacionado con el desarrollo de las competencias.
3.- Agregaría aquí la relación del constructivismo de J. Piaget, en cuanto a la adaptación de los individuos al medio, en lo correspondiente a la construcción del propio conocimiento mediante la interacción constante con el medio porque los estudiantes comprenden mejor cuando están envueltos en tareas y temas que cautivan su atención y también en la transformación del conocimiento en utilidad práctica, donde retendrá lo que sabe, lo que le será de utilidad, relacionándolo con situaciones también reales, donde es seguro que lo podrá aplicar.
4.- Por último, el socio-constructivismo, basado en las ideas de Vigotski porque el comportamiento del estudiante está basado, en la manera como interactúa en su entorno, en la sociedad donde se encuentra inmerso y ésta lo va moldeando, formando, construyendo, de manera que el alumno se ve impelido a emplear sus propios recursos y logra alcanzarlos cuando se siente apoyado. Aquí viene la intervención del maestro, que le proporcionará herramientas para facilitar su trabajo, entendidas estas no solo como datos teóricos, sino incluyendo los apoyos emocionales, el brindarle confianza en sí mismo, en motivarlo. Por esto es imprescindible que dedique parte de su tiempo a conocer a cada uno de sus educandos.
domingo, 9 de mayo de 2010
LOS SABERES DE MIS ESTUDIANTES
Diseñé una breve encuesta y la apliqué a los alumnos de unos de los grupos de sexto semestre, cuya característica principal es tener alumnos de las zonas urbana y rural. En total participaron los 33 alumnos que ese dia se presentaron a clase.
Al hacer el concentrado encontré que de ellos sólo uno tiene conexión a la internet en casa, tanto por cuestiones económicas o por no llegar la señal a sus comunidades o carecer de PC. Sin embargo el 79 % de los mismos lo utiliza en el plantel y del mismo grupo 72 % lo hace también en algún cyber. El 12 % trabaja ocasionalmente en casa de amigos y sólo el 3 % en la casa de algún familiar.
Dado que en el plantel se lleva la capacitación para el trabajo en el área de informática, todos utilizan sin problemas las PC y por lo mismo el acceso a la internet, que proporciona el mismo plantel.
Los portales que más visitan son google y yahoo!.
En orden descendente emplean ese tiempo en investigar temas relacionados con las materias, después en chatear, en “bajar” música o canciones y en búsqueda de temas “serios” para uso personal. Algunos leen noticias de tipo social y deportivo.
En el aspecto social la mayoría buscan amistades o enterarse de la vida de artistas.
No acostumbran publicar fotografías personales o de eventos, ni les interesa, como consumidores, ver las ofertas de compra-venta, aunque sí ver, por curiosidad, imágenes de vehículos, aparatos telefónicos, computadoras, equipos de sonido y accesorios diversos.
Está dividido el grupo entre los que saben cómo “descargar” programas para realizar actividades especiales y los que no se atreven a hacerlo por temor a perder información.
La información “seria” que obtienen la utilizan para satisfacer curiosidad en temas que no se atreven a plantear a otras personas; asimismo la usan para realizar trabajos formales en algunas asignaturas.
La mayor parte acostumbra trabajar de manera individual, excepto cuando hay demasiados usuarios y/o pueden hacerlo en equipo.
En el aspecto educativo lo usan en realizar trabajos, obteniendo información, descargando imágenes para sus presentaciones.
En el aspecto social para “chatear”, conocer gente, comunicarse con familiares o ver los videos que otras personas conocidas de ellos, de su comunidad, han subido. Les interesa darse cuenta de cómo viven los conocidos en el extranjero.
Se detectaron dos compañeros que, por su capacidad e influencia en el grupo podrían orientar a los demás, o apoyarlos para obtener un mejor provecho. Uno de ellos por conocer el manejo de nuevos programas, e instalarlos y la otra por su capacidad y creatividad en las presentaciones de trabajos escolares.
Asimismo coincidieron en los nombres de aquellos compañeros que requieren de mayor apoyo para el dominio y nivelación de conocimientos (Me incluyeron y se los agradezco). No se ofrecieron a encabezar grupos de capacitación porque aducen que la mayoría se encuentra al mismo nivel; pero sugieren que se pida asesoría a los maestros del área. Estas sesiones de tendrían que realizar en el plantel porque, como ya se anotó, hay lugares a los que no llega la señal y/o no poseen equipo, siendo que aquí se cuenta con suficiente y no les cuesta.
La propuesta general fue realizar reuniones de intercambio de conocimientos, experiencias, etc., donde cada uno diera a conocer sus conocimientos ajenos a lo que todos han aprendido en sus módulos.
Al hacer el concentrado encontré que de ellos sólo uno tiene conexión a la internet en casa, tanto por cuestiones económicas o por no llegar la señal a sus comunidades o carecer de PC. Sin embargo el 79 % de los mismos lo utiliza en el plantel y del mismo grupo 72 % lo hace también en algún cyber. El 12 % trabaja ocasionalmente en casa de amigos y sólo el 3 % en la casa de algún familiar.
Dado que en el plantel se lleva la capacitación para el trabajo en el área de informática, todos utilizan sin problemas las PC y por lo mismo el acceso a la internet, que proporciona el mismo plantel.
Los portales que más visitan son google y yahoo!.
En orden descendente emplean ese tiempo en investigar temas relacionados con las materias, después en chatear, en “bajar” música o canciones y en búsqueda de temas “serios” para uso personal. Algunos leen noticias de tipo social y deportivo.
En el aspecto social la mayoría buscan amistades o enterarse de la vida de artistas.
No acostumbran publicar fotografías personales o de eventos, ni les interesa, como consumidores, ver las ofertas de compra-venta, aunque sí ver, por curiosidad, imágenes de vehículos, aparatos telefónicos, computadoras, equipos de sonido y accesorios diversos.
Está dividido el grupo entre los que saben cómo “descargar” programas para realizar actividades especiales y los que no se atreven a hacerlo por temor a perder información.
La información “seria” que obtienen la utilizan para satisfacer curiosidad en temas que no se atreven a plantear a otras personas; asimismo la usan para realizar trabajos formales en algunas asignaturas.
La mayor parte acostumbra trabajar de manera individual, excepto cuando hay demasiados usuarios y/o pueden hacerlo en equipo.
En el aspecto educativo lo usan en realizar trabajos, obteniendo información, descargando imágenes para sus presentaciones.
En el aspecto social para “chatear”, conocer gente, comunicarse con familiares o ver los videos que otras personas conocidas de ellos, de su comunidad, han subido. Les interesa darse cuenta de cómo viven los conocidos en el extranjero.
Se detectaron dos compañeros que, por su capacidad e influencia en el grupo podrían orientar a los demás, o apoyarlos para obtener un mejor provecho. Uno de ellos por conocer el manejo de nuevos programas, e instalarlos y la otra por su capacidad y creatividad en las presentaciones de trabajos escolares.
Asimismo coincidieron en los nombres de aquellos compañeros que requieren de mayor apoyo para el dominio y nivelación de conocimientos (Me incluyeron y se los agradezco). No se ofrecieron a encabezar grupos de capacitación porque aducen que la mayoría se encuentra al mismo nivel; pero sugieren que se pida asesoría a los maestros del área. Estas sesiones de tendrían que realizar en el plantel porque, como ya se anotó, hay lugares a los que no llega la señal y/o no poseen equipo, siendo que aquí se cuenta con suficiente y no les cuesta.
La propuesta general fue realizar reuniones de intercambio de conocimientos, experiencias, etc., donde cada uno diera a conocer sus conocimientos ajenos a lo que todos han aprendido en sus módulos.
COMO PERCIBO MI DOCENCIA
Trabajo con los grupos de tercero y quinto semestres y en su momento cuarto y sexto. Este ciclo escolar llevo las asignaturas de Literatura y Ciencias de la Comunicación.
Cuando recibo a los alumnos de tercer semestre inicio el curso con la presentación de ellos e igualmente me presento. Trato, en esa primera sesión de entrar en confianza (el consabido “rompimiento del hielo”).
Mis horarios de clase son discontinuos y durante la jornada matutina la mayoría de los alumnos son de la cabecera municipal, donde está el plantel ( Colegio de Bachilleres ). A la vespertina asisten de la zona rural en su mayoría. Algunos duran hasta dos horas en el traslado. Esto me da grupos heterogéneos, tanto en su forma de comportarse como en los conocimientos. Son muy diferentes los de la zona urbana a la zona rural.
En la segunda sesión del semestre aplico el examen diagnóstico, donde me entero, la mayoría de las veces, que no desconocen aspectos teóricos pero sí están muy deficientes en su léxico y redacción y eso causa problemas de toda índole pues llegados los exámenes no se acercan a pedir ayuda para la respuesta, sino para el significado de algún término en las preguntas. Es general la pésima ortografía con que nos llegan.
En la sesión número tres hablamos de reglas de trabajo, expectativas del alumno, sistemas de trabajo y de evaluación.
Ya en la etapa de clases inicio con el saludo y verifico la asistencia, pido que me platiquen en qué nos quedamos en la clase pasada –retroalimentación-, hago preguntas sobre el tema visto en la anterior para aclarar dudas o reafirmarlo. Luego comento el que trataremos en el día, pregunto qué utilidad práctica le pueden encontrar. Cuando tengo la certeza de que no localizarán alguno de los puntos que sobre el tema indica el programa les proporciono fotocopias y en caso contrario les pido que lo investiguen por su cuenta o les señalo textos o lugares en internet para su búsqueda.
Conociendo el tema en su aspecto teórico lo ejercitamos, ya sea con lluvia de ideas, aportaciones de casos de la vida real –generalmente situaciones vividas por ellos-, lecturas, ejercicios escritos en forma individual o por equipo que se comentan ante el grupo.
Al final de la sesión hacemos una recapitulación breve y rápida; si no lo hice antes, les encomiendo algún ejercicio para realizar en casa.
Periódicamente hago una retroalimentación sobre aspectos teóricos para que los tengan frescos y evitar tropiezos al momento del examen.
Cuando es oportuno proyecto alguna película o documental sobre el tema y les pido que tomen nota de los aspectos de interés para ellos, mismos que luego comentamos. También les proporciono una serie de preguntas que deben contestar sobre lo visto. Esto me evita el que solo sean espectadores y así aprovechamos el tiempo. Con los alumnos del quinto y sexto semestres empleamos con frecuencia el equipo multimedia para exponer algún tema, ellos o yo, procurando en cada caso orientarlos para que mejoren la presentación de sus diapositivas. Se expone, se hacen o contestan preguntas y el resto del grupo toma sus notas.
Como nuestro sistema de trabajo nos ordena hacer una planeación semestral, de acuerdo al programa oficial de la asignatura, los objetivos para cada sesión están definidos desde el inicio del curso, sólo tengo que cuidar de no desviarme de ellos y verificar que los alumnos los hayan alcanzado; esto lo verifico con sus trabajos, comentarios o respuestas a preguntas directas.
Cuando el tema y el tiempo lo permiten platicamos sobre sus aspiraciones, sus proyectos de vida, su paso por el bachillerato. Ejemplifico, con casos prácticos, a lo que nos enfrentamos en nuestro momento y qué pueden ellos evitar o mejorar, de manera que “cuando se enfrenten al terrible mundo de los adultos” como a veces les digo, vayan preparados. En fin, intento cumplir en lo que puedo con que lleven una formación integral y que las asignaturas les hayan sido de provecho.
Cuando recibo a los alumnos de tercer semestre inicio el curso con la presentación de ellos e igualmente me presento. Trato, en esa primera sesión de entrar en confianza (el consabido “rompimiento del hielo”).
Mis horarios de clase son discontinuos y durante la jornada matutina la mayoría de los alumnos son de la cabecera municipal, donde está el plantel ( Colegio de Bachilleres ). A la vespertina asisten de la zona rural en su mayoría. Algunos duran hasta dos horas en el traslado. Esto me da grupos heterogéneos, tanto en su forma de comportarse como en los conocimientos. Son muy diferentes los de la zona urbana a la zona rural.
En la segunda sesión del semestre aplico el examen diagnóstico, donde me entero, la mayoría de las veces, que no desconocen aspectos teóricos pero sí están muy deficientes en su léxico y redacción y eso causa problemas de toda índole pues llegados los exámenes no se acercan a pedir ayuda para la respuesta, sino para el significado de algún término en las preguntas. Es general la pésima ortografía con que nos llegan.
En la sesión número tres hablamos de reglas de trabajo, expectativas del alumno, sistemas de trabajo y de evaluación.
Ya en la etapa de clases inicio con el saludo y verifico la asistencia, pido que me platiquen en qué nos quedamos en la clase pasada –retroalimentación-, hago preguntas sobre el tema visto en la anterior para aclarar dudas o reafirmarlo. Luego comento el que trataremos en el día, pregunto qué utilidad práctica le pueden encontrar. Cuando tengo la certeza de que no localizarán alguno de los puntos que sobre el tema indica el programa les proporciono fotocopias y en caso contrario les pido que lo investiguen por su cuenta o les señalo textos o lugares en internet para su búsqueda.
Conociendo el tema en su aspecto teórico lo ejercitamos, ya sea con lluvia de ideas, aportaciones de casos de la vida real –generalmente situaciones vividas por ellos-, lecturas, ejercicios escritos en forma individual o por equipo que se comentan ante el grupo.
Al final de la sesión hacemos una recapitulación breve y rápida; si no lo hice antes, les encomiendo algún ejercicio para realizar en casa.
Periódicamente hago una retroalimentación sobre aspectos teóricos para que los tengan frescos y evitar tropiezos al momento del examen.
Cuando es oportuno proyecto alguna película o documental sobre el tema y les pido que tomen nota de los aspectos de interés para ellos, mismos que luego comentamos. También les proporciono una serie de preguntas que deben contestar sobre lo visto. Esto me evita el que solo sean espectadores y así aprovechamos el tiempo. Con los alumnos del quinto y sexto semestres empleamos con frecuencia el equipo multimedia para exponer algún tema, ellos o yo, procurando en cada caso orientarlos para que mejoren la presentación de sus diapositivas. Se expone, se hacen o contestan preguntas y el resto del grupo toma sus notas.
Como nuestro sistema de trabajo nos ordena hacer una planeación semestral, de acuerdo al programa oficial de la asignatura, los objetivos para cada sesión están definidos desde el inicio del curso, sólo tengo que cuidar de no desviarme de ellos y verificar que los alumnos los hayan alcanzado; esto lo verifico con sus trabajos, comentarios o respuestas a preguntas directas.
Cuando el tema y el tiempo lo permiten platicamos sobre sus aspiraciones, sus proyectos de vida, su paso por el bachillerato. Ejemplifico, con casos prácticos, a lo que nos enfrentamos en nuestro momento y qué pueden ellos evitar o mejorar, de manera que “cuando se enfrenten al terrible mundo de los adultos” como a veces les digo, vayan preparados. En fin, intento cumplir en lo que puedo con que lleven una formación integral y que las asignaturas les hayan sido de provecho.
POR QUÉ SOY DOCENTE
Mi padre, mi madre, tías y tíos, primas y primos han sido docentes. Unos por vocación y profesión, otros por colaborar con instituciones educativas. A pesar de ello, nunca pensé dedicarme a la docencia. Entonces ¿por qué lo soy?
En mi pueblo fui de la generación fundadora del bachillerato y cuando terminamos el tercer año se retiró, para continuar sus estudios, un maestro que, entre otras, impartía la clase de Literatura. En la dirección se fijaron en mí y acordamos que estaría a cargo de esa asignatura en tanto contrataban a un maestro que cubriera el perfil. Ese “mientras” se ha prolongado desde 1976 a la fecha, aunque en varias instituciones ( C.C.H., CONALEP, Incorporada a la U.de Guadalajara y COBAEJ ) y con diversas asignaturas: Literatura, Etimologías Grecolatinas, Taller de Lectura y Redacción; Ciencias de la Comunicación, Administración, Economía, Contabilidad y otras que han durado solo un semestre.
En tanto cursaba el bachillerato yo trabajaba para una empresa minera y cuando lo terminé ingresé a la Universidad de Colima donde me inscribí en la licenciatura en Administración de Empresas, así que mi colaboración como maestro la consideraba como retribución a la formación que recibí como estudiante. Era también, digamos, un momento para socializar.
Al paso de los semestres y de los años me fui compenetrando con el mundillo académico local, conociendo personas de valía y verdaderos maestros; el trato con los jóvenes me hacía sentirme bien. El escucharles sus inicios en la Universidad y comentarme cómo les había servido tal o cual tema, tarea o charla, hacía que me sintiera bien, que considerara que no había sido en vano el tiempo dedicado, fuera de mi jornada de trabajo, a la docencia.
Después de 27 años fui dado de baja en la empresa y mi visión de las cosas cambió radicalmente. Lo que era un mero pasatiempo que tantos momentos gratos me había dado, se convirtió en mi empleo de tiempo completo y fuente de ingresos. Mi forma de ganarme la vida, pues. Entonces hice una recapitulación de mi actuar y vi, con agrado, que me llevó a la conclusión de que no había sido en vano; que el trabajo como docente me gustaba, que me mantenía actualizado en muchos aspectos. Que podía ser útil a la sociedad y en particular a la juventud de mi pueblo.
Los últimos años he tenido la oportunidad de asistir a cursos donde he recibido capacitación e información muy valiosa que me ha servido para ir dejando las improvisaciones. Todo en beneficio de los estudiantes.
Y aquí estoy, hasta que Dios me de licencia y los planteles trabajo.
En mi pueblo fui de la generación fundadora del bachillerato y cuando terminamos el tercer año se retiró, para continuar sus estudios, un maestro que, entre otras, impartía la clase de Literatura. En la dirección se fijaron en mí y acordamos que estaría a cargo de esa asignatura en tanto contrataban a un maestro que cubriera el perfil. Ese “mientras” se ha prolongado desde 1976 a la fecha, aunque en varias instituciones ( C.C.H., CONALEP, Incorporada a la U.de Guadalajara y COBAEJ ) y con diversas asignaturas: Literatura, Etimologías Grecolatinas, Taller de Lectura y Redacción; Ciencias de la Comunicación, Administración, Economía, Contabilidad y otras que han durado solo un semestre.
En tanto cursaba el bachillerato yo trabajaba para una empresa minera y cuando lo terminé ingresé a la Universidad de Colima donde me inscribí en la licenciatura en Administración de Empresas, así que mi colaboración como maestro la consideraba como retribución a la formación que recibí como estudiante. Era también, digamos, un momento para socializar.
Al paso de los semestres y de los años me fui compenetrando con el mundillo académico local, conociendo personas de valía y verdaderos maestros; el trato con los jóvenes me hacía sentirme bien. El escucharles sus inicios en la Universidad y comentarme cómo les había servido tal o cual tema, tarea o charla, hacía que me sintiera bien, que considerara que no había sido en vano el tiempo dedicado, fuera de mi jornada de trabajo, a la docencia.
Después de 27 años fui dado de baja en la empresa y mi visión de las cosas cambió radicalmente. Lo que era un mero pasatiempo que tantos momentos gratos me había dado, se convirtió en mi empleo de tiempo completo y fuente de ingresos. Mi forma de ganarme la vida, pues. Entonces hice una recapitulación de mi actuar y vi, con agrado, que me llevó a la conclusión de que no había sido en vano; que el trabajo como docente me gustaba, que me mantenía actualizado en muchos aspectos. Que podía ser útil a la sociedad y en particular a la juventud de mi pueblo.
Los últimos años he tenido la oportunidad de asistir a cursos donde he recibido capacitación e información muy valiosa que me ha servido para ir dejando las improvisaciones. Todo en beneficio de los estudiantes.
Y aquí estoy, hasta que Dios me de licencia y los planteles trabajo.
LA AVENTURA DE SER MAESTRO
Leí el texto no se cuántas veces y me dije ¿es que éste hombre me conoció, o me puso enfrente un espejo para que me viera? Así es como, en un primer intento, interpreté el texto de La Aventura de ser Maestro, de José Manuel Esteve.
Se me echó encima un cúmulo de recuerdos, de anécdotas, de momentos buenos y malos, de análisis y reflexiones sobre mi manera de trabajar en las aulas. Si bien ya los había externado en foros y tareas, aquí confirmo lo mucho que erré y lo bastante que me queda por hacer para mejorar. Ahora leo que trabajé en “el ensayo y error”.
Lecturas como ésta nos despiertan, nos conmueven, nos gritan “Hey, maestro, despierta, espabílate, mira que las técnicas no son las de hace 25 ó 30 años. Hay novedades. Reflexiona, actualízate. Hazlo o te hacen a un lado…”
Cuánta verdad encierra lo que dice Esteve cuando anota que a los maestros de carrera, en sus inicios, no les dicen cómo organizar una clase, ni cómo ganarse el derecho a hacerse oír, ni las técnicas específicas para motivar. Tampoco a nosotros. Por esto considero que debemos aprovechar cuantas oportunidades tengamos de actualizarnos. No acudir a los cursos sólo porque es obligación, o porque nos darán puntos para el escalafón o los estímulos. Lo necesitamos para mejorar nuestro trabajo y poder brindar al alumno la orientación que requiere, la manera de que forje su propio aprendizaje.
Y también cuando dice que cada año repetimos la misma explicación, en el mismo sitio, con los mismos ejemplos. Aquí, de entre los recuerdos rescaté uno que comparto: Con uno de los grupos de reciente ingreso comencé a desarrollar mi tema, agregué algunos comentarios, hice preguntas y para mi sorpresa me contestaron exactamente lo que yo esperaba. Estaba satisfecho hasta que el indiscreto del grupo –no faltan- dijo: “Es que ayer nos dijo lo mismo, profe…” Pedía que la tierra me tragara y aprendí que debemos estar alerta en todo momento, que no importa el cansancio ni nuestros problemas, que “los alumnos son seres razonables”, como Esteve lo menciona y que nunca debemos repetir los ejemplos en distintos grupos porque cada uno es diferente.
¡Cuántos de nosotros trabajamos en algún momento imitando la manera de impartir la clase por aquél o aquella maestra que nos impresionó en algún momento de nuestra época de estudiantes. Por ello subrayo lo que Esteve menciona: “No hay mejor regalo de los dioses que encontrar un maestro”. Yo, como creo que muchos de los compañeros, lo encontré en un maestro de bachillerato. Él abrió para mi “horizontes antes insospechados”. Mi visión acerca de todo se circunscribía a mi trabajo, a mi familia, a mis amigos –que estaban tan “cortos de vista” como yo. Con sus clases –literatura, ética, redacción- “rompió las barreras de mis limitaciones”. No presumo de haber adelantado “enormidades” porque ¿cómo estaría?...
Otra de las cosas que me interesan es el aspecto de “maestro de humanidad” porque como docentes debemos anteponer a otros intereses lo referente al alumno: “ayudarles a comprenderse a sí mismos y “crear inquietudes”, a “explicar el mundo que les rodea”, llevarlos a que descubran “el sentido de lo fundamental” Para ellos y por ellos es que estamos en la docencia. Son nuestra razón de existir como docentes y el fin que perseguimos al estar en esta Especialidad o al tomar cualquier tema o curso que nos supere.” La esencia del trabajo del profesor es estar al servicio del aprendizaje de los alumnos” señala Esteve.
Se me echó encima un cúmulo de recuerdos, de anécdotas, de momentos buenos y malos, de análisis y reflexiones sobre mi manera de trabajar en las aulas. Si bien ya los había externado en foros y tareas, aquí confirmo lo mucho que erré y lo bastante que me queda por hacer para mejorar. Ahora leo que trabajé en “el ensayo y error”.
Lecturas como ésta nos despiertan, nos conmueven, nos gritan “Hey, maestro, despierta, espabílate, mira que las técnicas no son las de hace 25 ó 30 años. Hay novedades. Reflexiona, actualízate. Hazlo o te hacen a un lado…”
Cuánta verdad encierra lo que dice Esteve cuando anota que a los maestros de carrera, en sus inicios, no les dicen cómo organizar una clase, ni cómo ganarse el derecho a hacerse oír, ni las técnicas específicas para motivar. Tampoco a nosotros. Por esto considero que debemos aprovechar cuantas oportunidades tengamos de actualizarnos. No acudir a los cursos sólo porque es obligación, o porque nos darán puntos para el escalafón o los estímulos. Lo necesitamos para mejorar nuestro trabajo y poder brindar al alumno la orientación que requiere, la manera de que forje su propio aprendizaje.
Y también cuando dice que cada año repetimos la misma explicación, en el mismo sitio, con los mismos ejemplos. Aquí, de entre los recuerdos rescaté uno que comparto: Con uno de los grupos de reciente ingreso comencé a desarrollar mi tema, agregué algunos comentarios, hice preguntas y para mi sorpresa me contestaron exactamente lo que yo esperaba. Estaba satisfecho hasta que el indiscreto del grupo –no faltan- dijo: “Es que ayer nos dijo lo mismo, profe…” Pedía que la tierra me tragara y aprendí que debemos estar alerta en todo momento, que no importa el cansancio ni nuestros problemas, que “los alumnos son seres razonables”, como Esteve lo menciona y que nunca debemos repetir los ejemplos en distintos grupos porque cada uno es diferente.
¡Cuántos de nosotros trabajamos en algún momento imitando la manera de impartir la clase por aquél o aquella maestra que nos impresionó en algún momento de nuestra época de estudiantes. Por ello subrayo lo que Esteve menciona: “No hay mejor regalo de los dioses que encontrar un maestro”. Yo, como creo que muchos de los compañeros, lo encontré en un maestro de bachillerato. Él abrió para mi “horizontes antes insospechados”. Mi visión acerca de todo se circunscribía a mi trabajo, a mi familia, a mis amigos –que estaban tan “cortos de vista” como yo. Con sus clases –literatura, ética, redacción- “rompió las barreras de mis limitaciones”. No presumo de haber adelantado “enormidades” porque ¿cómo estaría?...
Otra de las cosas que me interesan es el aspecto de “maestro de humanidad” porque como docentes debemos anteponer a otros intereses lo referente al alumno: “ayudarles a comprenderse a sí mismos y “crear inquietudes”, a “explicar el mundo que les rodea”, llevarlos a que descubran “el sentido de lo fundamental” Para ellos y por ellos es que estamos en la docencia. Son nuestra razón de existir como docentes y el fin que perseguimos al estar en esta Especialidad o al tomar cualquier tema o curso que nos supere.” La esencia del trabajo del profesor es estar al servicio del aprendizaje de los alumnos” señala Esteve.
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